Transporte marítimo

Para enviar mercancías por vía marítima, es necesario contar con ciertos documentos clave. El más importante es el Bill of Lading (BL), que actúa como contrato de transporte y prueba de propiedad de la mercancía. También se requiere la factura comercial, el packing list y la Declaración Única Aduanera (DUA). Dependiendo del tipo de mercancía y de los países de origen y destino, pueden ser necesarios otros documentos, como certificados de origen o licencias de importación o exportación.

La elección entre un FCL (Full Container Load) y un LCL (Less than Container Load) depende principalmente del volumen de la carga y de las necesidades logísticas. Si tienes suficiente mercancía para llenar un contenedor, el FCL es la opción ideal. Además, puede ser más rentable cuando se transportan grandes volúmenes. En cambio, si tu carga no ocupa un contenedor completo, el LCL permite compartir espacio con otros envíos, lo que reduce costes, aunque implica tiempos de tránsito ligeramente más largos debido a la consolidación de la carga.

El flete marítimo se calcula teniendo en cuenta varios factores. El principal es el peso bruto o el volumen de la mercancía, dependiendo de cuál sea mayor. También influyen la distancia entre el puerto de origen y el de destino, el tipo de contenedor utilizado y la naturaleza de la carga. Además, se deben considerar tasas portuarias, recargos y posibles costes adicionales relacionados con seguros. Solicita una cotización personalizada con CST Grupo para obtener una tarifa precisa.

Para el transporte marítimo, existen cuatro Incoterms exclusivos: FAS, donde el vendedor entrega la mercancía junto al barco en el puerto de carga; FOB, en el que el vendedor asume los costes hasta que la carga está a bordo del buque; CFR, donde el vendedor paga el transporte hasta el puerto de destino, pero el riesgo se transfiere al comprador una vez que la mercancía está cargada en el barco; y CIF, que incluye el seguro durante el trayecto marítimo además del transporte.

El Short Sea Shipping (SSS) es una modalidad de transporte marítimo que se realiza en rutas de corta distancia, generalmente dentro de un mismo continente o entre regiones cercanas. Esta opción es ideal para reducir costes logísticos y minimizar el impacto ambiental, ya que permite descongestionar las carreteras y reducir las emisiones de CO₂. Además, es una alternativa eficiente para el transporte de mercancías pesadas o voluminosas en trayectos relativamente cortos.